Es muy factible que Ecuador asuma un liderazgo, intelectual y práctico, decisivo para la región. Todo parece estar en su favor. La Revolución Ciudadana ratificó su mandato con el presidente Rafael Correa a la cabeza y con eso ordenó profundizar todos esos proyectos que resuelvan, en el país, centurias de atrasos; que sintonicen el desarrollo con las condiciones objetivas actuales y que, especialmente, afirmen iniciativas de vanguardia en el despegue industrial, el fortalecimiento de la actividad agrícola-ganadera y el desarrollo científico e intelectual que el país requiere para dar saltos exponenciales, en cantidad y en calidad, durante los años próximos.
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