No se puede hablar de futuro, sin reflexionar más allá y de manera dialéctica sobre el contexto del proyecto político. Una primera constatación es que la estructura de clases y las distancias sociales no cambiaron de manera significativa. Por una parte es normal, porque un cambio tal es cuestión de medio o largo plazo. Por otra parte, el proceso mismo provocó varias consecuencias: se ha desarrollado una burguesía moderna, aprovechando la coyuntura favorable a escala mundial y una parte de la oligarquía tradicional se inscribió también en esta línea. Sin embargo, aún si esta clase tuvo serias ventajas durante los últimos años, ella le tiene miedo al futuro, pues no sabe si el Socialismo del Siglo XXI será una realidad o será solamente un concepto social-demócrata, que ellos podrían aceptar.
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