miércoles, 18 de septiembre de 2013

Sacralización y desacralización del Yasuní

Joan Martínez Alier,  y otros

• Seattle, jefe la tribu Suwamish, escribió en 1855 a Franklin Pierce, a la sazón presidente de los Estados Unidos, una carta con pasajes como el siguiente, en contestación a la propuesta de la Casa Blanca orientada a la compra de tierras indias:
 
¿Cómo podéis comprar o vender el cielo, el calor de la tierra? Esta idea nos parece extraña. No somos dueños de la frescura del aire ni del centelleo ni del agua. ¿Cómo nos los podíais comprar? Lo decimos oportunamente? Habéis de saber que cada partícula de esta tierra es sagrada para mi pueblo. Cada hoja resplandeciente, cada playa arenosa, cada neblina en el oscuro bosque, cada claro y cada insecto con su zumbido son sagrados en la memoria de mi pueblo. La savia que circula en los árboles porta las memorias del hombre de piel roja. Sabemos que el hombre blanco no comprende nuestra manera de ser. Le da lo mismo un pedazo de tierra que otro, porque es un extraño que llega en la noche a sacar de la tierra lo que necesita. La tierra no es su hermano, sino su enemigo. Trata a su madre, la tierra y a su hermano, el cielo, como si fuesen cosas que se pueden comprar, saquear y vender. Su insaciable apetito devorará la tierra y dejará detrás de si, sólo un desierto.




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