Es simplemente una tontería caracterizar lo ocurrido en Ecuador como un acontecimiento político aislado, una rebelión policial circunscripta a los salarios, aunque más no sea porque cualquier sublevación de una institución de seguridad, con sus jefes incluidos, constituye un principio de quiebra del aparato estatal.Que lo ocurrido haya tomado una forma política definida, según algunas opiniones, como consecuencia de la aparición de Correa en el ámbito de la policía, es un asunto circunstancial: si se hubiera recluido en su despacho, podía haber arriesgado una escalada mayor
No hay comentarios:
Publicar un comentario